jueves, 15 de octubre de 2020

LA BODA, EL FORASTERO Y UN “ONCE UPON A TIME…”

 Había un incontrolable ajetreo motivo de un tradicional evento, era una calurosa mañana del quinto día de la última semana de Julio en una comunidad de lo más cordial en el corazón del istmo de Tehuantepec, Oaxaca, albergaba la visión idealizada de un suceso que complaciera toda una parentela familiar en la realización de un acontecimiento que significaba la cúspide de la idealización de la unión matrimonial, materializada en todo un ejercicio recreacional tradicional que habría ser de lo más peculiar, algo muy significativo y rara vez visto para alguien que creció en la urbanidad de la cultura occidental.

No pertenecía a aquel lugar, me era tan lejano que podía oler la falta de familiaridad, es difícil verse involucrado en tan extraño momento cuando incluso en el pensamiento no eres un ideológico creyente de hacer realidad esos momentos, pero el momento se dio y no dude en cumplir el anhelo de un corazón engrandecido por la ocasión.

El mundo moderno se había puesto una barrera contra el concepto mismo estigmatizando la idea como un reproche de obligación o expectativa de vida social, no era un buen momento para decir abiertamente, me quiero casar, sin que se llegase a creer que pudieras ser un conformista más, solo puse un stop a la diarrea verbal que me producía la crítica en contraposición, al fin y al cabo para la opinión de este andariego bienaventurado no había problema ni prejuicio que valiera para poner en duda una determinación, siendo más simplistas con la expresión, en lo que a mí respecta era una experiencia más, algo que contar y valorar, el matrimonio sin dudo no era un tema que me preocupara ni le apresurara como un problema a nivel personal.

Me había levantado temprano, la gente corría de un lado a otro conscientes de su labor como si hubiese habido una junta secreta para repartir cada una de las actividades el día anterior, supongo que me la perdí, pues no sabía cómo ayudar, sentía que podía llegar a estorbar más si les detenía a preguntar, debía de haber algo en lo que pudiera aportar además de decir acepto y llevarme a la novia de aquel lugar.

Era el segundo día de celebración, al parecer en aquella región casarse es una ceremonia que requiere tres días para darse por concluida y bendecida, me consideré afortunado cuando escuché que tiempos atrás incluso se llevaba una semana completa para dar por terminada la ceremonia, debió ser cansado vivir en aquellos tiempos gastando una pequeña fortuna en la ocasión solo para entregar a tu hija a un extraño sin saber cómo iba a terminar la relación.

El día anterior a los hombres les correspondía ir por el animal que sería el invitado especial de las cocineras para el banquete central, mi futuro suegro y cuñados me llevaron sin preguntar, no es que no quisiera ir después de todo era una excelente manera de conocer a la familia con la que tendría que coexistir; no lo supe hasta que al fin lo viví, creía que nos estábamos preparando para el evento, pero el mismo ya se estaba ejerciendo frente a mí, era el primer día de celebración, a cada paso de trabajo había una cerveza bajo el brazo, a donde quiera que había algo por preparar la música estaba tras un invitado a colaborar.

Aquel día fue de lo más agobiante, nunca te imaginas que hay detrás de tu comida, pero las costumbres son el perfecto momento para tener una epifanía, cargar con el bovino solo fue el primer paso, algo para lo que no estaba preparado, menos para participar tras el carnicero que al llegar el momento destazaría el cuerpo en un frenesí de sangre nada agradable, trozando fragmentos del cuerpo que terminaríamos cargando para que las cocineras decidieran que hacer con ellos; al fin y al cabo costumbres, la bebida no oprime el cansancio, estando en movimiento es difícil olvidar aquel momento.

Como dije, el primer día ya es historia, el ahora del segundo día, se inicia con el recubrimiento de la vestidura tradicional, en mi caso no era algo de qué preocupar, vestirme solamente implicaba ponerme un pantalón negro de vestir, unos mocasines y la guayabera de manga larga fabricada en lino, el calor parecía que me haría sudar, pero era poco comparado con lo que la novia tendría que aguantar.

            La preparación llevó al menos un par de horas, un especialista en maquillaje se contrató para la ocasión, otro más para el peinado y un grupo de artesanas llevaron el esplendoroso vestido blanco con bordados de hilo dorado y plata para el tocado al estilo tehuana con flores extendidas desde el pectoral hasta el faldón.

Desfilamos a la par de una comparsa, ritmo y un mar de gente nos acompañaba, no soy gran fan o conocedor de la música tradicional, pero es difícil no contagiarse del momento vivido en aquel lugar, una sensación de alegría que atrae a la gente de la comunidad, los fuegos pirotécnicos tronaban en el cielo tras nosotros en repetidas ocasiones, al tiempo que entrabamos en el templo donde el estandarte de la religiosidad se erigía como un majestuoso palacio donde las consagraciones no se hacen esperar.

Gente de mi tierra natal había llegado hasta aquel rincón del mundo para presenciar los detalles tradicionales por los que habría de pasar, muchos no lo creían ya que era del tipo de individuo que no le gusta lo usual, pero tal y como lo vieron, un arsenal de eventos se estaban desarrollando y sin desacato los disfrute con la mayor serenidad, tras volver de la gran ceremonia que podría haber indicado que ya estaba casado, pasamos a una estancia en la residencia familiar donde nos postramos con la rodilla en el suelo y se recibió la bendición del santo de la comunidad, mientras nos rodeaban con incienso y hierbas de olor, una corona de flores me sorprendió sobre la cabeza, algo que jamás imaginé que podría llevar en ninguna de las vidas que hubiera de habitar.

Había mucho de lo que se había planeado, danzas una y otra vez mientras la cerveza no dejaba de correr, los interminables platillos que se desplazaban entre los visitantes sorprendieron a mis familiares por lo exótico y abundante, muchos fueron los que acompañaron el gran momento, es difícil olvidar un gran evento, la razón recae si sale de la normalidad, algo fuera de lo que todos acostumbraban como el estatus de lo que una boda debería llevar.

Me pregunté por un momento si realmente ya estaba casado mientras observaba el anillo en el dedo, la ceremonia era de tres días, supongo que todo fue definitivo desde el momento en el que subimos la vaca por el camión de carga, no había manera de dar marcha atrás de cualquier manera, los papeles eclesiásticos y civiles solo era parte del proceso que llevaba toda esta charada hasta el final.

Había algo más popular que la propia comida, un primo de mi encantadora esposa se acercó y expresó que si estaba preparado para lo mejor, el baile del borracho es un momento que en aquel lugar se había esperado con antelación, el hecho de no ser del lugar lo hacía más atractivo para los de la comunidad, tenían la idea de que la gente  de fuera no solía aguantar el ritmo de la tradición, que bueno que mi hígado nació preparado para la ocasión, primos políticos y de sangre se acercaron a mi alrededor, amigos de la facultad me acompañaron alegres para el momento más entretenido de la festividad, o al menos para los hombres que parecía ser de lo más atractiva siendo que incluía alcohol, mucha risa y pasión por la tradición.

Algunos trataron de llevarme como un trapo, beber alcohol y dar vueltas al ritmo de una sonada canción, el alcohol fluía por mi boca y la del que en turno bailaba para dar vueltas sin detener la tradición, algunas madres se escandalizaron por que no estaba preparadas para entender y prevenir a sus hijos de participar, ellos por otra parte aprovecharon el tumulto y dieron rienda suelta a la alegre y la festividad.

Una advertencia tuve de un primo antes de comenzar que quiso que no se saliera de control – a los nuevos les suelen dejar que tomen para que caigan llenos de alcohol, pero no quiero que te tomen por extraño ya que ahora perteneces a la familia – dijo gratamente mientras me explicaba una manera más audaz de no salir perjudicado – te voy a explicar que debes tirar el alcohol tan pronto caiga en tu boca o no contaras que ocurrió.

Giraba lleno de euforia y nadie dio cuenta de cómo el alcohol quedaba impregnado en mi ropa mientras dejaba que escurriera de mi boca, no me pareció lo más honorable para el momento, pero era lo más listo sino quería ser yo el espectáculo del pueblo.

Las bodas son extrañas me dije sin dudar, me alegra haberme casado en aquel lugar, de donde vengo la mujer no suele beber, la lamentable restricción dictamina que no se ven bien, algo que en aquel lugar no ocurrió, pues todos bebían alegras sin sentir prejuicio a su alrededor, las señoras reían al calor de las cervezas, y mis familiares alegres se unieron a esa belleza, mujeres y hombres comían y bebían por igual, el baile se prolongó y no paro hasta que el último invitado ya no pudo más.

No sabía hasta aquel momento lo que significaba la ocasión, es más que una idea de estabilizar un modo de vida, es la integración y asociación de todo un grupo de familiar, unidas por dos personas que decidieron entablar una prolongada amistad. Miré a mi esposa mientras la fiesta transcurría y nos tomábamos de la mano al tiempo que las escenas nos divertían, estábamos aclimatados al instante que nos juntamos, había un par de tradiciones que debían ser cumplidas además del baile del borracho.

El baile de la escoba consistía en marear a la novia mientras la mujeres, amigas y madres le rodeaban y le despistaban, por último y no menos importante, la danza del mediu xhiga, una tradición enfocada en apoyar la nueva familia formada, todos aportaban lo que desearan a la pareja, mientras una sonata tradicional acompañaba a los invitados para bailar con una cazuela, al final del rítmico momento, tronar la cazuela en el suelo, era señal de un sincero deseo de buena fortuna, así como la bendición del pueblo.

Faltaba un día más, la gente vendría para honrar la festividad, curiosamente los recién casados no estaban obligados a asistir, una sensación de alivio me albergó, por primera vez me sentía satisfecho de haber cerrado la celebración, en el fondo sabía que nada había cambiado, mis pensamientos y deseos continuaban intactos, pero la odisea había dejado un sinfín de memorias que extrañamente había atesorado.

 

martes, 11 de agosto de 2020

2 DEDOS DE RON (RELATO)

Desperté forzado por la resplandeciente luz de la mañana que penetraba a través de la ventana, un desafortunado dolor de cabeza me hace cuestionar la suerte que te depara el día mientras arrojaba agua sobre el rostro frente al lavabo del baño y miraba lo hinchado que me veía luego de una innecesaria noche de copas que se consumió en una cantina y su simple recuerdo causaba estragos vomitivos en este desfigurado cuerpo.

Quizá la edad trataba de recordarme que al llegar a los 30, las cosas no suelen ser como se solía disfrutar cinco años atrás, una desvelada, algunas cervezas y una cajetilla de cigarrillos resultan suficientes para mermar la conciencia, desgastar el cuerpo y perderse en la nostalgia de añorar la idealización social de una vida común, un trabajo próspero y un salario regular.

En lugar de aquello, había elegido la complicada senda del escritor, el sustento de un comerciante y la suerte de un perdedor, (ja) bueno, no del todo cierto, en ocasiones quiero pensar que lamentamos lo que tenemos y carecemos, pero si no tuviéramos aquello que cosechamos, lo lamentaríamos más.

Me preparé un baño como todos los días y aceleré mi salida para repartir mercancía, tendría que apresurarme y cumplir con la idea de ganarme mi derecho a regresar al departamento, le había convertido en el centro de operaciones de un adulto sin sueños, tomar un libro y leer hasta hostigar mi deseo, descansaría un rato prepararía nueva mercancía para el siguiente día y encendería la computadora para intentar darle un sentido literario a las narrativas con las que me encuentro atascado queriendo convertir un mar de palabras mal formadas en una antología bien amada al estilo de los Rolling Stones o Black Sabbath.

Emergí de la comodidad de mi solitaria cueva solo para darme cuenta que sería uno de los presentes más soleados de la semana, tendría que caminar por las calles antes del mediodía, mientras la sombra de las casas continuara propiciando refugio del insoportable sol que calcinaba la paciencia de mi malestar, buscando locales comerciales de tiendas de abarrotes donde pudiera colocar mi producto como proveedor independiente, de esos que no pagan impuestos mientras no tengan una marca y se digan de manufactura artesanal para inflar el precio y ganar un poco más.

Deambulé mirando los locales a cada cuadra que pasaba, algunos ya los había recorrido pero dada la situación, no todos quieren recibir productos que no conocían, es más fácil mantener el estándar que asegura la compra del consumidor, agua, refrescos, infinidad de galletas de marca, lo mismo con la comida chatarra y cervezas, una tienda que provee eso tiene asegurado el éxito mientras no llegue hasta aquellos suburbios alguna de esas cadenas de consumo rápido que se propagan más rápido que una familia católica de los años 30 del siglo pasado, cuando la iglesia hacia campaña pública a favor de la procreación irresponsable, quizá no es necesario ir tan lejos, algunas de las décadas posteriores mantuvieron dicha ideología viva durante un largo tiempo.

Podía sentir cuando me iban a rechazar o me podrían dar alguna oportunidad, es como una punzada antes de entrar, se les notaba en la expresión mientras despachaban a otro comprador, algunos te cortaban el discurso de presentación antes de que siquiera les mostraras lo que traías, otros por amabilidad te dejaban terminar solo para ofrecerte el ensayado – no gracias, ahorita la situación está difícil – mientras te despiden con una sonrisa de cortesía que te invita a retirarte.

Cuando salgo siempre me pongo a pensar en lo que me acaban de decir – pero ¿cuándo no le está? -  me pregunto mientras relego cualquier posibilidad de volver por aquella tienda para buscar otra con la que pueda negociar, deseando haberle contestado al tendero mientras exponía la situación económica actual.

En la calle los recorridos se extienden un buen rato, algunas tiendas las salto porque de inicio no tienen acceso para el consumidor, te atienden tras una reja, supongo que ya experimentaron las desgracias del robo y no les quedó otra elección, pero eso también es malo para los nuevos productos, no hay oportunidad que la gente les vea si están ocultos en el interior, mejor paso de largo y continua la peregrinación, me pongo los audífonos para hacer más ameno el recorrido, algo de Eric Clapton cuando me siento decadente y nostálgico, al final para animar mi paso termino con los Bacilos, un grupo que canta el sueño de ganar el primer millón, alegra un poco anhelar despierto mientras continuo la labor.

A veces es bueno levantar la cabeza, miro a mi alrededor, las personas tienen rutinas que usualmente no vemos en la televisión, pasan de un lado a otro con acelerada atención en sus labores tratando de cumplir con la estricta calidad de su trabajo para mantener un salario que apenas les alcanza para mantener la familia que no planearon, las mismas prácticas en diferentes lugares, cargueros de carne entregando enormes empaques en un transporte refrigerado en las carnicerías, un joven adolescente con su diablito transportando las cargas de alimento para el bodegón de productos varios hasta el almacén en el interior del local, donde deberá utilizar la fuerza de su espalda para levantar el bulto y acomodarle antes del inventario de entrega que hacen al llegar, las señoras con el morral lleno de verduras formadas en la tortillería por que el marido no puede vivir sin una tortilla que acompañe su comida, locales de esos nunca  sobran, siempre hay quien necesita surtirse de aquella mercancía, el repartidor de agua y el surtidor de leche que va sonando el claxon de su moto para que le escuchen que va al paso.

En una ocasión me topé con una señora que parecía comerciar cacahuates en un costal, los ofrecía gritando a su alrededor mientras caminaba para ver si alguien se asomaba desde su hogar, no eran cacahuates de los preparados que comúnmente se ven en las tienda, sino de los que vienen de cortar en el campo con todo y cáscara, tierra y raíces que cayeron involuntariamente, que difícil le ha de resultar sacar algo de venta, no es un producto de canasta básica y tampoco estaban cocinados al gusto de una botana, el costal estaba bastante atiborrado que parecía de los más difícil de vender, ya casi se ponía el sol de mediodía, la gente como ella sale temprano a promover su mercancía, ojalá hubiese vendido tanto como había caminado, aunque estaba seguro de que no había sido el caso.

Aquel día no se había ido en vano, maldije mi solitaria suerte, al menos de quince locales visitados, tres habían aceptado integrar mi mercancía, no parecía gran cosa, pero así había ido sumando todos los días hasta tener un justo número de distribuidores que mantuvieran a flote la comida del día, los libros que consumía y la cerveza que apaciguaba la rutina.

Por momentos miré la parada del transporte urbano a una cuadra del camino, después de estar toda la mañana a tránsito de peatón, lo único que quiero es subir en alguno de aquellos servicios y  dejar que me acerque a mi morada, una idea mitigadora sino tuviera que pensar en los escasos pesos que me llevé en el día, la mentira es un placebo para engañar el cansancio y me repito en la conciencia que en la próxima estación si me subiré al camión, así voy dando largas hasta que ya estoy a unas cuadras de llegar y terminar mi jornada, supongo que resulta mejor un poco de ejercicio para bajar la irregularidad de la panza.

Había regresado al departamento de lo más acalorado con ganas de volver a bañarme, llegando mi perro esperaba impaciente su comida, era un amigo fiel que siempre me esperaba en casa, a veces salíamos a correr por las mañanas y a cambio yo le obligaba a leer mi desvarío en la práctica literaria.

Ya había olvidado como eran las relaciones humanas sin que fueran una labor mecanizada del trabajo del día, había una chica de lo más simpática en una de las tiendas, bastante alejado estaba el local, caminaba un extenso trayecto para llegar, pero había aceptado el producto y valía la pena continuar mientras buscaba nuevos puntos de venta por el lugar, parecía querer conversar cada vez que llegaba, tenía una mirada atenta, muy concentrada como si todo lo que le dijeras tuviera un sentido de interés para ella, es atractiva no existía razón para negarlo, le miraba una piel clara y desde donde estaba parecía ser muy suave y delicada, su voz era la una juvenil colegiala con un tono ingenuo sorprendentemente atractivo, el cabello rojizo alternado con negro, claramente pintado intercalando colores, cuando tenía una coleta levantada le daba un aspecto rebelde que hacía juego con la hilera de percings que llevaba en la oreja, le calculaba unos veinticinco, tal vez tuviese un poco más, era difícil saberlo, su manera de hablar reflejaba experiencia, pero sus expresiones eran de los más juveniles.

Suele preguntar por la música que cargo en mi celular o la ruta que voy a llevar y hasta en que mato mi tiempo en libertad, contonea su cuello como si dentro de ella llevara una canción, a veces trato de imaginar que escucha a Cyndi Lauper con “Girls Just want to have fun” porque su estilo me recuerda a esa canción; me encantaría tener esa facilidad para invitarle a salir, tal vez solo es amable conmigo y los demás, cada vez que pienso en invitarla me imagino las horas que requiere una cita, el dinero que se me va a escurrir de las manos y el tiempo perdido cuando todo hubiese acabado, cuando me voy miro la tienda donde se encuentra, y pienso que tal vez se lleve así con todos los proveedores que pasan por su local, quizá estoy siendo ingenuo, tal vez hasta los clientes recurrentes que viven por el lugar.

Aquella tarde no tenía deseos de cocinar, abrí una lata de sopa y unas tostadas para acompañar y llenar el estómago mientras encendía el televisor y dejaba que el youtube decidiera la reproducción, solo necesitaba escuchar un bla bla bla al llegar, me había planteado leer algún autor de novela clásica que pudiese estimular la imaginación, por alguna razón había caído desganado por el tiempo invertido en ganarme el pan, miré por la ventana como el brillo del sol se apagaba, el clima en aquel lugar era de los más extraño, por la mañana podría encontrarse un cielo despegado de primavera y por la tarde los vientos o la lluvia de invierno recubrían el mundo de un gris que oscurecía el día muy lejos todavía de alcanzar la noche.

Miré la estancia con desgano, hace poco más de una semana que no había de limpiarle, una barrida y trapeada era todo lo que hacía falta, incluso el baño yace abandonado – que importa – me dije pensando que no esperaba visitas pronto, estaba harto de ser adulto y sacudir figurativamente el polvo; un cacheteo con las palmas de la mano en el rostro y me levanté del viejo sofá que usualmente compartía con mi cachorro por las tardes cuando buscaba ver una película de gusto literario, omití la lectura y busqué mi computadora, ya tenía bastante tempo con ella, tenía ganas de pulir algunas letras.

Sacudí el polvo de la pantalla y encendí la maquina con el viejo botón que en ocasiones se atoraba, aguardé un momento mientras esperaba a que cargara, tomé una cerveza, continuaba mirando la pantalla pausada en negro, no parecía avanzar, - nuevamente me ha ocurrido – dije, se había vuelto a trabar.

Regularmente volvía a funcionar cuando desconectaba la batería del aparato, pero esta computadora resultaba ser uno de esos modelos que ya integra la batería y para desconectarla tendría que desarmarla, es una trampa para los que no tienen idea de cómo hacerlo, un gasto que te lleva al taller de equipos electrónicos donde terminaras pagando más de lo que vale el servicio y seguro con algunas piezas robadas que el técnico dispondrá creyendo no extrañaras por que no sabes ni que función cumplen en el aparato

Maldije apretando la lata entre los dedos de la mano mientras observaba como no daba señales de volver a funcionar, aquello ya me había ocurrido un millar de veces y siempre había resultado, pero en el fondo sabía que algún día dejaría de responder, nunca sabes cuándo va a llegar y con qué humor te va a caer.

Miré la pantalla un rato más, sin que pudiese controlar mi deprecio hacia mi laptop, un impulso subconsciente de ira destructiva no explosiva se apoderó de mí, con la mirada de indiferencia levante la bebida solo para verterla sobre el teclado que yacía frente a mi regazo, la cerveza escurría por los lados y entre las teclas del aparato, por un segundo sentí que me había vengado del ingrato equipo, que ya mucho tiempo atrás se había querido jubilar, tenía algo ahorrado pensando en un viaje a futuro, pero qué más da, podría darle un buen uso ahora que no tenía donde jugar, cerré la pantalla y solo vi un enorme sándwich de cerveza vertida en un electrónico, le levanté un poco para ver si escurría de la parte inferior y sin previo aviso algo tronó del recóndito umbral de circuitos sacando chispas que se alcanzaron a ver desde la pequeña abertura que había dejado ver el teclado. Rápidamente la desconecté, había sido de lo más estúpido, pero al menos ya no corría peligro de verme envuelto en el último desquite de mi computadora.

Volví a la estancia donde mi sillón me esperaba, saqué una botella de ron de uno de los cajones de la repisa del televisor y lo vertí en el interior de la lata, medí dos dedos sin saber si realmente había controlado el contenido, revolví un poco la bebida y dejé que fluyera a través de mi garganta en un instante sin pensarlo, para que me golpeara en un súbito y acalorado noqueo, me tiré un rato en el sofá mientras me ahogaba en el golpe de alcohol que me había tomado, la luz que se transmitía a través de mis ojos poco a poco se fue fulminando, no quería pensar en los sueños que había perdido, aquel solo habría sido un mal día, ya habrá tiempo de tirar otro round por la vida.


domingo, 7 de junio de 2020

LA MEMORIA DE LOS MUERTOS QUE SE COMIERON LA PALABRA (Ensayo reflexivo social)

La conciencia de las personas prevalece en el subconsciente de sus descendientes; desde que nacemos comprendemos el mundo del aprendizaje ejemplificado, que conceptos son apropiado o cuales generan una respuesta positiva o negativa ante los demás, por ello la comunicación compartida deja rastros sin importar la fuente de la que provenga, bueno, malo, regular o desdeñoso, la herencia del intercambio de ideas aprendidas solo ejerce cierto grado de la limitación en la conducta social que desarrollamos cotidianamente.

Un día de un recuerdo trivial, me encontré en medio de una conversación, cuando alguien dijo algo meramente innecesario, se sintió un silencio que lo encerró en un tabú, no fue malo, pero parecía escandaloso, creo que su intención fue meramente humorística, y aunque los participantes no estaban personalmente ofendidos, algo en su cerebro les detuvo a dar rienda suelta a la simpleza de la idea mal empleada.

¿Quién no se ha identificado con esa situación?; bueno existen dos situaciones, el discurso ennegrecido por la omisión y el instinto de omisión por un discurso que se estigmatiza en la sociedad; cuando hay una actividad conjunta que implica una comunicación, muchas veces reaccionamos de acuerdo al contexto grupal, olvidamos ejercer la voluntad de la identidad, que tal vez se hubiera permitido una respuesta emocional en lugar de un indiferente silencio.

El ejemplo infiere en la razón de que el grupo ejerce la verdad sobre lo que es aceptable, una acción que se ha venido desarrollando llevándose generaciones enteras que ejercieron la palabra reglamentada. 

Debido a esto la palabra sufre omisiones o cambios en su concepción, las generaciones cambian y nuevas ideas de lo innecesariamente correcto, son impuestas para concretar la actividad social de las voluntades generales, en diferentes circunstancias mejoran la percepción de la realidad, como en la desacreditación de conceptos racistas, homofóbicos o clasistas, pero la moneda tiene dos lados, y en algunos casos somos incapaces de percatarnos cuando nos han contagiado los prejuicios generacionales, denotados sutilmente en nuestro subconsciente.

En ocasiones buscamos denominar una palabra como tabú, para cerrar la voluntad de expresarlo en un candado floreado para que embellezca la restricción, la palabra respeto, suele romper el corazón de los interlocutores, la fuerza de una palabra que destruye la verbalización de otras, el respeto lo buscamos todos y cuando se escudan en el concepto para limitar un lenguaje, que no es necesariamente ofensivo, sino que en determinadas circunstancias se contrapone a orgullosos pensamientos que no dejan lugar a la oposición de sus manifiestos, la palabra se estanca en un vacío de razón que inevitablemente comprendemos sin cuestionar la trascendencia de la misma.

Al final elegimos donde podemos escapar para reunirnos con nuestra identidad, en lugar de expresar nuestro deseo existencial donde sea que encontremos una comunicación verbal.

Culpar a las generaciones por los prejuicios pasados o presentes es una salida bastante simplista, sin importar la década en la que vivas habrá influencias que buscarán excusas para devorar y suprimir las palabras que se oponen a sus pensamientos y realidades, ejemplificamos algunos conceptos como tabú o respeto, pero hay un millar de maneras de obstaculizar el pensamiento con la expresión pasiva del subconsciente. 

¿Como saber si somos libres?...

Tal vez nunca lo sabremos, siempre habrá algo que nos desprenderá de nuestra ideología y limitaremos  la facultad de expresar algún aspecto de nuestra identidad, la integración no es un asunto meramente recreativo, la subsistencia, el estatus profesional, la influencia parental, todo está coordinado para satisfacer el equilibrio del pensamiento correcto colectivo.

Pero si algo podemos hacer, aportar o simplemente comprender, es que también hay conceptos que pueden unificar la libertad de la palabra, y solo por mencionar uno de ellos, habremos de poner como referente puntual la empatía, la palabra que arrebata el escudo y te permite sentir el filo de la navaja que es puesta a nuestros semejantes; la expresión de las personas, el lenguaje cotidiano, es comprendido solo si somos capaces de vernos en los zapatos de los demás, escuchar lo que tienen que decir y si coincidimos, expresar que estamos de acuerdo con su opinión. 

Que los estatus no te limiten y los prejuicios no nos estanquen, si bien hay cosas que no siempre nos han de gustar, por el simple hecho de que no estamos obligados a que nos agraden los pensamientos ajenos por mera conciencia de identidad, si los podemos entender, y hasta fomentar, por que algo que no nos gusta no  necesariamente es malo, solo diferente.



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viernes, 22 de mayo de 2020

Reseña Literaria: "Enfermo de Sangre" - José María Rodríguez Barreiro

SINOPSIS:

La historia imperdible de un asesino que aterró a la comunidad española con la peculiaridad de sus homicidios; se inicia con un joven que vive en la más precaria de las situaciones, con una familia de lo más disfuncional, un padre que propaga el miedo en su hogar y una madre que relega toda familiaridad con su hijo, sin darle oportunidad; del cúmulo de circunstancias es que, Lucas, el joven protagonista, desarrolla tendencias homicidas y prácticas adictivas, que se sumarán al bortice de la locura, con una enfermedad que desatará los instintos más oscuros de su ser.

La subsecuente oleada de erráticos asesinatos, obligarán a Lucas a estar en constante movimiento, mientras grupos policiales le persiguen tratando de detener el vertiginoso caos que desata a su paso; un experimentado detective asignado para dirigir el caso, hará lo posible por capturarlo, sin embargo, agotado de la interminable búsqueda, terminará emocionalmente involucrado en los sucesos, que le destrozaran la existencia.

OPINIÓN:

De manera muy general, esta obra podría considerarse como un thriller policíaco, por la temática centrada en la investigación criminalista, sin embargo, la verdad es que estamos tratando con una narrativa que pasa del suspenso, a un subgénero del terror, que se encuentra en un nivel bastante denso para cualquiera que no tenga el criterio para digerir estos temas.

El principio parece que va a estancarse en el cliché del asesino serial que vive un proceso de experimentación con animales antes de desencadenar su naturaleza sobre las personas, lo cual tiende a llevar una secuencia predecible en la trama establecida; equivocado en esta suposición, descubrirás una obra que sabe enganchar al lector debido a la secuencia de sucesos producto de la serie de desfavorables circunstancias familiares y de salud mental que experimenta el protagonista y le convierten en esta fuerza propagadora de terrores.

La historia lleva una secuencia bien estructurada, los tiempos están bien manejados de acuerdo a la brevedad del texto y las situaciones que viven los personajes son lo suficientemente explicitas, como para que el lector entienda lo que está leyendo.

No es una lectura para cualquiera, como dije en un principio, toca temas sensibles que pueden alterar a ciertos lectores que no están acostumbrados al género, la verdad es que, incluso conociendo el giro de la obra puedes quedar impactado con alguno de los momentos vividos en la trama y esto de alguna manera le vuelve también bastante interesante.

La historia desencadena momentos que conjugan las perspectivas policiales y las del asesino, complementando datos que no se encontraron en sus contra partes; el final satisface y compensa al lector que espera sortear una respuesta kármica a todo el cúmulo de momentos desastrosos. 

En lo personal puedo decir que fue una obra digerible y entretenida de leer, a pesar de no estar acostumbrado a este subgénero del terror.

La narrativa es un texto breve que podrás terminar fácilmente en un día o dos, lo cual la hace perfecta para leer en un espacio libre, en una tarde tomando un café o si buscas acelerar un poco el corazón una noche buscando un poco de terror.

Un detalle negativo: podría estar en el hecho de que, se pudo haber profundizado un poco más en los pensamientos de los personajes secundarios que se involucraron directamente en situaciones atroces con el protagonista, un señalamiento meramente subjetivo que va a cuestión de gustos, y que no afecta el buen manejo del relato.

Esta breve reseña, trató de limitar la información que pudiera resaltar un spoiler, debido a que es una obra literaria corta, sin embargo, les dejo la recomendación para que la consideren en su biblioteca de lectura, debido a que es un buen parámetro para incursionar en este subgénero del terror y determinar si puede ser de tu agrado o no.




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GRACIAS...




miércoles, 6 de mayo de 2020

EL CORAZÓN DEL AUTOR

¿Alguna vez se han detenido a observar el desplazamiento del agua en el arroyo de la montaña?, no importa que tan fuerte vaya la corriente, la transparencia del cause refleja el interior de la misma. 

    No hace falta conocer a un autor en persona para entender que hay detrás de sus palabras; cuando adquirimos una obra literaria, buscamos que dicha narrativa cumpla ciertas expectativas personales que nos deleiten hasta concluirla, recordando una afamada frase propia del lector contemporáneo: deseo que me enganche hasta terminarla; de ello es que nos volvemos celebres apasionados de los géneros, nos damos a la idea del tipo de relato que nos agrada y la descripción textual que nos permite desentrañar una historia. Tras cruzar la brecha de la lectura, también nos encontramos con una inquietud que habrá de perseguir nuestra curiosidad, ¿quien esta detrás de cada párrafo del libro?, ¿Cómo fue que se le ocurrió aquella historia? Y ¿quien es?, en el mundo real para conocerle.

    Algunos dirán que para eso existen las extensas recopilaciones biográficas, las cuales, permiten entender un poco más la vida que llevó o sigue viviendo el autor de su preferencia, aspectos que integran las influencias literarias, momentos célebres, experiencias complicadas, familia, las obras que lo representan, los premios que se alcanzó en el camino y la influencia que tuvo para la generación que lo vive, se integran muchos factores rescatables en una recopilación documental o entrevista que pudieran otorgar detalles de índole más sociable, en ocasiones, lo que no se puede encontrar se vuelve una conjetura, mitos de su personalidad y secretos que, sin saber que tan reales son, los llenan de polémica para una mayor difusión popular.

    Creemos que los conocemos, tanto como las personas que recopilaron la información sobre ellos y sin desacreditar el incesante labor del periodista biográfico, me atrevo a pensar que, es una aseveración incompleta que se encuentra lejos de alcanzar los aspectos existenciales materializados a través de sus obras y que en ocasiones, son ignorados por no prestar una atención detallada a las mismas.

    Ya sea que confirmen ideas o nos permitan ver un pensamiento subconsciente, los textos literarios son un cofre encriptado que resguarda los pensamientos más ocultos de los escritores, no existe autor que pueda auto proclamarse exento a esta afirmación, podremos ver expresada una  negativa al respecto, pero sin lugar a duda, habrá rastros del pensamiento que no podrá impedir que llegue hasta la palabra.

Indagando entre las redes sociales, leí de casualidad que un autor se enfadó por ser encasillado en un personaje de su narrativa,  expuso que su personalidad no era propia de un personaje, lejos de identificarse de aquella manera, y fastidiado de consideraciones poco acertadas, puntualizó que el hecho de que escriba relatos cotidianos, no necesariamente serán el reflejo de su vida.

    Me pregunté por un momento si el escritor tenía razón en la afirmación que hacía, y de hecho la tenía, para él, su personaje solo era una parte de la trama, tenía que ser así para que la historia fluyera sin tener que incorporar su propia personalidad, por eso señalé en un párrafo anterior, que se trata de un cofre encriptado hacia el pensamiento, no es algo que fuera tan transparente o simple de interpretar; hace un par de años un compañero me comentó, que su familia leyó el manuscrito que había preparado para publicación, su madre preocupada se acercó y le preguntó que si necesitaba ayuda, desconcertado trato de entender la razón de dicha afirmación, supuso que las personas más cercanas a él, podrían llegar a temer encontrar un trastorno de personalidad reflejado en la expresión artística que estaba exponiendo, más si estás tratando con un relato de terror, a pesar de comprender el punto, admitió sentirse un poco ofendido al respecto.

    Para entender al escritor a través de su obra, existe una serie de criterios puntuales en los que tendrás que indagar cuidadosamente para no caer en la incoherente interpretación superficial del mismo.

    Primero que nada, un autor no necesita tener más de una obra para que te integres como su admirador, pero si requerirá más que esto si le quieres entender a un nivel más personal, no puedes comprender a un escritor que no has leído en mas de una ocasión, es un acto imposible, tendrías una percepción apresurada aún habiendo leído o escuchado biografías sobre él.

Seguido a lo anterior, jamás conocerás de lleno al autor si lo analizas desde un elemento aislado; siempre que vemos a un personaje, pensamos que este tendrá rasgos que el autor ve en su propia personalidad, esto solo provocaría que catalogues erróneamente una identidad que estás lejos de entender, en estos casos carece de sentido que hayas leído varios relatos del mismo, si insistes en buscarle entre uno de los personajes, verás que jamás llegarás a comprender la matriz de su pensamiento.

    Los autores están en todo, los podemos encontrar de principio a fin en una narrativa, siempre existen pequeños detalles que serán repetidos en innumerables ocasiones, hay algunos que dejan entreverse más que otros, pero el subconsciente está presente para volver subjetiva la descripción del texto; si tuviéramos que dar un ejemplo de ello, podríamos hablar de algunos autores de dominio público, que se les ha estudiado incesantemente para llegar a entender la complejidad del pensamiento que transmiten.

Stephen King

    ¿Quien en el mundo de la lectura no ha escuchado hablar de este autor?, amado y odiado por la comunidad de las letras, causante en Estados Unidos del más grande catálogo de películas de terror basadas en sus novelas, y con un millar de biografías que habrían de suponer bastante sobre su persona, pero hay detalles que pocos biógrafos han notado y resaltado en sus artículos, y es la idealización social en sus textos, las interacciones étnico rurales propias de los estados unidos, que considera como baluartes de identidad colectiva y propia, basta con observar como se desarrolla el conjunto de personajes a lo largo de sus libros, los lugares donde los encuentras, el entrañable deseo de una vida más simple llena de nostalgia. Un destello de información a resaltar, de muchas que podríamos encontrar y que nos permite saber un poco más del pensamiento subconsciente de este autor.

León Tolstói

    Un escritor histórico, estandarte de la literatura rusa, creador de narrativas complejas que a llevado a muchos a desistir de la lectura por no poder llevarle el paso a tan afamado autor, mucho se a analizado de él a través del tiempo, los críticos de la literatura lo han llamado incluso un anarquista adelantado a su época, y no es para menos, del incontable cúmulo de biografías expuestas, un considerable grupo a llegado a la conclusión de que, entre sus actitudes personales, el conocido fastidio de Tolstói hacia los círculos sociales a los que pertenecía el conde, se verá reflejado en las descripciones de las obras publicadas a lo largo de su vida, no hay que profundizar demasiado en su caso, basta con integrar tres de las obras más representativas para entender esta afirmación, podrás observar el repudio que tenía Tolstói contra la sociedad clasista en la que vivía, los tacho repetidamente de seres superficiales que solo pueden entender el mundo de la integración social y el estatus de la misma, esto llevo al autor a optar por el exilio personal al final de sus días.

Ken Follet

    Un contemporáneo de la literatura inglesa. Es difícil pensar que alguien no le agrade su literatura, tiene una manera de estructurar las descripciones narrativas, que hace que el texto sea fácilmente digerible y entretenido, lleno de emociones, con historias de vida y emotivos desenlaces, mucho se ha expuesto en diferentes canales sobre su trayectoria, pero como lectores, podríamos darnos a la tarea de desentrañar ideas recurrentes que reflejan la luz de su pensamiento, desde un punto de vista personal, podría decir que en la lectura de sus novelas, hay una constate que me atrevería a enunciar como baluarte de valores y principios que forman parte de su personalidad, evoca que la verdadera inteligencia prevalece en la trascendencia de la identidad y que aquellos que se pierden desesperados por sobresalir, acarrean desdicha a su alrededor, no se si me eh apresurado, pero como lector y fanático de sus obras creo haber entendido un poco más acerca de su persona.

    El interés por conocer el pensamiento del creador de historias que te ha llenado de inspiración, va a ser una actividad prevaleciente que se habrá de entender con orden y sin prejuicio; bueno, al final este texto es una conjetura analítica, llena de reflexiones que nos remiten a no etiquetar, ni encasillar a los autores de las narrativas que tenemos a la mano, los escritores son personas que transmiten textos llenos de pensamientos infinitos, hay que buscar mucho en este devenir del conocimiento personal de los mismos y leer incesantemente para entenderlos.

jueves, 30 de abril de 2020

DEL TIEMPO LA ESCLAVA PERDIÓ LA VIDA (Ensayo filosófico)


Del tiempo creemos integrar los grandes cúmulos de conocimiento, se nos ha concedido la comprensión del mismo desde que tenemos uso de razón, lo medimos en horas para contabilizarlo en días, programarlo en meses y rememorarlo en años, establecemos edades y cuantificamos vidas.

    Hablamos de él como solemos hablar del día y de la noche, lo damos por hecho sin verlo materializado por nuestros sentidos ante la innegable resolución de que forma parte de uno de los grandes principios estructurales del universo, pero igual que una fuerza imparable, no puede ser dominado y sometido, cometemos el deplorable error de creer que lo podemos controlar a nuestro ignorante capricho, asegurar incesantemente que lo aprovechamos con la fragilidad de la certeza de que el orden es el medio que tomará ventaja sobre el mismo, un destello del subconsciente que no se explica, tal y como concebimos el concepto de fe.

    El interés por el tiempo es la catástrofe misma del ser humano, igual que con la caja de pandora, no debió ser abierto permitiéndole desembocar la inmensidad de su significado, pudiéramos haber sido pacientes, estudiarlo y entenderlo sin dejar que su propio manto recubriera toda razón de nuestra existencia; no lo decimos, pero lo sabemos, escatimamos que nos aventaja día con día robando fragmentos de nuestra presencia, terminamos lamentando la perdida de la juventud relegada en banalidades que no dejaron más que memorias perdidas, o buscamos aceptar su incesante movimiento creyendo que entendemos la fugacidad de nuestra vida material, tal vez es en este punto donde algunos encuentran la última esperanza para rescatar la conciencia en la fe de una idealización religiosa, ante el inminente final de desesperar en la nada.

    Quizás la clave de la percepción de inmortalidad recaiga en la ignorancia misma, la desacreditación de esta presencia inmaterial, desarraigarse de las limitaciones que el tiempo establece como leyes imperantes, establecidas para recordarnos que ya no somos lo que fuimos y seremos lo que se acaba; recuerdo que una vez una persona me aseguró que los días se volvían perpetuos cuando no volvía la mirada ni un solo instante al reloj, hay personas que solo con olvidar su edad dan acreditación a una vida sin restricciones que mantienen una juventud eterna de la conciencia.

    Tal vez la lucidez del conocimiento es no dejar que recubra la universalidad de nuestros pensamientos, razones para encontrar el sufrimiento hay muchas, y aunque el tiempo las vuelve irremediables y prevalecientes, de la experiencia es que recae la sabiduría del ser, los destellos de felicidad no se contabilizan, se concentran en la memoria como argumentos que enorgullezcan nuestra existencia.

    Del inicio a fin, la vida no es algo que simplemente se deba de aceptar, no se trata de conformarse con el irremediable desenlace y subsistir a partir de ello, la naturaleza humana nos llena de ambición y deseos infinitos, pensar que la idea de prevalecer es eterna se vuelve en una satisfacción que, en el inminente ocaso de nuestros días, quedará saciada y relegada del ciclo aventurado.  

lunes, 20 de abril de 2020

DE LA LETRA A LA PALABRA (Ensayo crítico)

Existen individuos que persiguen convicciones alejadas del interés o prestigio social, con ideas que para la mayoría no deberían ser pensadas, valoradas o que pudieran suponer un desperdicio del tiempo recreativo. La realidad es que poco entendemos que busca cada persona para satisfacer una idea existencial, sin embargo, resultaría sencillo enumerar una lista de actividades cognitivas poco atractivas para una mayoría y que solo un puñado de personas podrán satisfacerse de ellas, sospecho sin temor a equivocarme, que el mundo de la redacción tendría bien reservado un lugar en los primeros cinco puestos de tan lamentable lista.

   Resulta complicado otorgarle valor a un medio de expresión que ha perdido popularidad, en un mundo donde las tendencias capitales, te dan indicativos de que existen mejores opciones para pasar el tiempo sin tener que desgastarnos en pensamientos abstractos, es curioso que en algún momento de nuestra historia la lectura y redacción se privilegiara al grado de ser una facultad propia de la aristocracia occidental, pensada para transmitir sabiduría, cuando esta misma tenia valor en un mundo lleno de preguntas sin responder.

   Los rastros dejados por la historia reflejan que el mundo dominado por las letras se volvió a través del tiempo en un recurso indispensable, pero en la actualidad, con la celeridad de la tecnología y el adormecimiento de las actividades urbanas, núcleo de los persistente grupos lectores, se le ha convertido en un instrumento relegado, considerado en incontables situaciones como una obligación requerida por escolares, una práctica tediosa y poco práctica para los adultos, o un tema ajeno para los más jóvenes y no podrá ser para menos, los libros han estado para nosotros como uno de los recursos de registro más antiguos del mundo, arcaico desde el punto de vista subconsciente de la cultura posmoderna, lejos de compararse con los avances tecnológicos actuales.

   No obstante y tal como se cita en un principio, prevalecen personas persistentes en sustentar dicho legado, porque la integración de la lectura constituye la construcción de la identidad misma, una existencia desarraigada de la banalidad, la pereza y la mediocridad del pensamiento, es la empatía del otro, la raíz de nuestra comprensión personal y el devenir histórico de la sociedad; como un frente unido inamovible hacia el rescate y preservación, las personas en el mundo de las letras, elaboran narrativas llenas de significado que busca ser compartido, analizado y comprendido, con el fin de que la palabra continúe siendo la materialización de la idea intangible.

 Creer que se trata de lograr tendencias podría ser el más descabellado de los errores, la fama no produce otra cosa que el desprestigio del pensamiento complejo, pierde el sentido en la incesante necesidad de aceptación colectiva; la redacción de una narrativa se traduce como el irrepetible sacramento que responde al entendimiento intangible sistematizado por un conjunto de letras que forman palabras, lo que crea conceptos estructurados por oraciones, agrupando ideas a través de párrafos, acarreando mejores forma de concebir el mundo a partir de textos.


   Si ha de existir una razón para volver a tomar la pluma, unirte a esta causa o no desistir de ella, será por que habremos de estar conscientes, que al final del día, en algún punto de la semana o el transcurso de cualquier año, llegaremos al pensamiento de una persona que lejos de encasillar el texto en un valor monetario, habrá cualificado la calidad del pensamiento descrito.



 

LA BODA, EL FORASTERO Y UN “ONCE UPON A TIME…”

  Había un incontrolable ajetreo motivo de un tradicional evento, era una calurosa mañana del quinto día de la última semana de Julio en una...