lunes, 20 de abril de 2020

DE LA LETRA A LA PALABRA (Ensayo crítico)

Existen individuos que persiguen convicciones alejadas del interés o prestigio social, con ideas que para la mayoría no deberían ser pensadas, valoradas o que pudieran suponer un desperdicio del tiempo recreativo. La realidad es que poco entendemos que busca cada persona para satisfacer una idea existencial, sin embargo, resultaría sencillo enumerar una lista de actividades cognitivas poco atractivas para una mayoría y que solo un puñado de personas podrán satisfacerse de ellas, sospecho sin temor a equivocarme, que el mundo de la redacción tendría bien reservado un lugar en los primeros cinco puestos de tan lamentable lista.

   Resulta complicado otorgarle valor a un medio de expresión que ha perdido popularidad, en un mundo donde las tendencias capitales, te dan indicativos de que existen mejores opciones para pasar el tiempo sin tener que desgastarnos en pensamientos abstractos, es curioso que en algún momento de nuestra historia la lectura y redacción se privilegiara al grado de ser una facultad propia de la aristocracia occidental, pensada para transmitir sabiduría, cuando esta misma tenia valor en un mundo lleno de preguntas sin responder.

   Los rastros dejados por la historia reflejan que el mundo dominado por las letras se volvió a través del tiempo en un recurso indispensable, pero en la actualidad, con la celeridad de la tecnología y el adormecimiento de las actividades urbanas, núcleo de los persistente grupos lectores, se le ha convertido en un instrumento relegado, considerado en incontables situaciones como una obligación requerida por escolares, una práctica tediosa y poco práctica para los adultos, o un tema ajeno para los más jóvenes y no podrá ser para menos, los libros han estado para nosotros como uno de los recursos de registro más antiguos del mundo, arcaico desde el punto de vista subconsciente de la cultura posmoderna, lejos de compararse con los avances tecnológicos actuales.

   No obstante y tal como se cita en un principio, prevalecen personas persistentes en sustentar dicho legado, porque la integración de la lectura constituye la construcción de la identidad misma, una existencia desarraigada de la banalidad, la pereza y la mediocridad del pensamiento, es la empatía del otro, la raíz de nuestra comprensión personal y el devenir histórico de la sociedad; como un frente unido inamovible hacia el rescate y preservación, las personas en el mundo de las letras, elaboran narrativas llenas de significado que busca ser compartido, analizado y comprendido, con el fin de que la palabra continúe siendo la materialización de la idea intangible.

 Creer que se trata de lograr tendencias podría ser el más descabellado de los errores, la fama no produce otra cosa que el desprestigio del pensamiento complejo, pierde el sentido en la incesante necesidad de aceptación colectiva; la redacción de una narrativa se traduce como el irrepetible sacramento que responde al entendimiento intangible sistematizado por un conjunto de letras que forman palabras, lo que crea conceptos estructurados por oraciones, agrupando ideas a través de párrafos, acarreando mejores forma de concebir el mundo a partir de textos.


   Si ha de existir una razón para volver a tomar la pluma, unirte a esta causa o no desistir de ella, será por que habremos de estar conscientes, que al final del día, en algún punto de la semana o el transcurso de cualquier año, llegaremos al pensamiento de una persona que lejos de encasillar el texto en un valor monetario, habrá cualificado la calidad del pensamiento descrito.



 

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